Antes de que llegara Internet, medios como la prensa eran el canal principal para conocer gente. Después llegaron las páginas web y, por último, las aplicaciones del móvil.

Y aunque parezca que la tecnología no puede seguir dando pasos más allá y que todo está inventado, lo cierto es que estas aplicaciones van incorporando actualizaciones que permiten que cada vez se profundice más en el perfil de las personas.

A principios del siglo XX, el concepto “pareja” empezaba a no entenderse de la misma forma que el concepto “matrimonio” en muchos de los casos y, en consecuencia, la palabra familia se convertía en un acto de libertad personal. Además, durante esa época la mujer tomaba protagonismo en la vida laboral y aparecía el divorcio, por lo que muchos matrimonios empezaban a solicitarlo, exigiendo que todo el mundo tenía derecho a elegir a quién amar. Fue entonces cuando la prensa se convirtió en un canal para conocer personas y para otorgar un anonimato a quienes hacían uso de este servicio.

En los años 60 se empezaron a utilizar los ordenadores para conocer a nuevas personas.

Y en 1965 se lanzó el primer juego de cuestionarios que generaba listas con las mejores combinaciones entre dos personas. Para que nos situemos en contexto, estamos hablando de una época en la que todavía no existía Internet y ya había juegos con algoritmos que facilitaban la vida amorosa de las personas.

En los años 90 el WWW lo cambió todo, y el amor y el placer se convirtieron en los líderes de Internet. Pero el gran avance se dio con la llegada de los smartphones, a través de los cuales los portales de búsqueda de pareja detectaron que la mayor parte de sus usuarios se conectaban con sus móviles. A partir de este momento, los desarrolladores de las distintas aplicaciones que hoy en día encontramos en el mercado empezaron a añadir actualizaciones, mejorando la experiencia final del usuario: introducir la geolocalización o el famoso “swipe” hacia la izquierda para rechazar y a la derecha para aceptar a un candidato.

Las aplicaciones de citas.

Muchas habían empezado a ser utilizadas en pocas universidades de Estados Unidos pasaron a transformarse en plataformas con millones de usuarios registrados en ellas, aunque eran las propias personas quienes decidían con quién tener cita. Hoy en día, las apps quieren ir más allá, filtrando las bases de datos según los intereses de cada usuario.

La manera de conocer a nuevas personas ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Actualmente, el primer contacto puede darse de distintas maneras, pero la más común es iniciando una compensación virtual a partir de la cual se empiezan a conocer los intereses en común, y es en ese momento cuando, sin darnos cuenta, aceptaremos o rechazaremos la primera impresión que estamos viviendo con la persona que encontramos al otro lado de la pantalla.